La Comisión avisa a Italia de que una nueva crisis implicará
riesgos para el euro
Claudi Pérez Bruselas 2 OCT 2013 - 20:56 CET
¿Qué demonios es una genuina recuperación económica? En
Bruselas, y en Madrid, hay quien sostiene que un trimestre de crecimiento suave
sin creación de empleo, tras año y medio en recesión y con el paro en máximos,
equivale a salir del túnel. Técnicamente es así. Y esa es también la tesis del
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, que sin embargo
tiene serias dudas acerca de si la reactivación está aquí para quedarse por
razones que no son estrictamente económicas; al cabo, tampoco esta crisis es
estrictamente económica. El miedo, esta vez, viene de Italia. “Viene una
recuperación, aunque sea suave. Eso sí: hay riesgos, y son políticos”, ha
asegurado Barroso, que en un encuentro con varios medios europeos telegrafió un
mensaje dirigido hacia Roma: alertó a los políticos italianos, y a Silvio
Berlusconi en particular, de que las decisiones que tomen en los próximos días
“tendrán consecuencias para la estabilidad de Italia, pero también para la del
euro y la Unión Europea”.
Bruselas respiró con alivio tras la votación en Italia, que
salva la primera bola de partido. Pero solo la primera: en la capital europea
nadie duda de que habrá más. Barroso ha conversado con Enrico Letta (primer
ministro italiano), Giorgio Napolitano (presidente) y Berlusconi (a quien
probablemente no hace falta presentar) para después lanzar esa clara
advertencia, con la que viene a pedir tranquilidad para no acabar de un plumazo
con el paréntesis del que disfruta, de momento, la eurozona. En medio de un mar
de dudas sobre la banca y sobre el éxito de los rescates en Grecia y Portugal
(y, en menor medida, en Irlanda y España), el crecimiento vuelve a asomar
tímidamente y Bruselas no quiere distracciones. “Especialmente en los grandes
países”, avisó Barroso.
Ese es el deseo, y esta la realidad: la segunda mitad de
2013 se caracteriza por las turbulencias políticas. Y lo que viene es más de lo
mismo. Portugal ya tuvo lío con la coalición de Gobierno en verano y está en
pleno debate —crispado— sobre un segundo rescate, con una ciudadanía cada vez
más suspicaz con los recortes y un Constitucional convertido en una suerte de
oposición de facto a la troika. En Grecia hay tensión por los radicales de
Aurora Dorada, además de disfunciones entre Bruselas, el FMI y el BCE por un
rescate que ahí tampoco termina de cuajar. La Comisión ha rebajado el tono con
España pese a la incertidumbre relacionada con el proyecto soberanista catalán
y los casos de corrupción que alcanzan los aledaños de la jefatura de Estado y
la presidencia del Gobierno, con la vista puesta en el cierre del rescate y una
economía que mejora tímidamente pero que puede torcerse. Todo eso podría
provocar contratiempos en los mercados, pero nada parecido a lo que se vio
durante 2011 y 2012, con dudas existenciales sobre el mismísimo euro. Nada
parecido salvo si la crisis italiana empeora: el riesgo, ahora, es la
indescifrable política italiana.
Así lo ve Barroso, que considera “esencial” cierta vuelta a
la normalidad más allá de los Alpes. “La crisis política tiene serios efectos
sobre la confianza que Italia estaba en camino de recuperar. No hay más que ver
las primas de riesgo. Por eso es imprescindible un esfuerzo de estabilidad,
esencial para la propia Italia pero también para el euro y para la UE, por el
tamaño de la economía italiana”, advirtió. “Si un país grande entra en crisis
podríamos volver a tener problemas”, dijo.
Riesgos políticos, en fin, para esta etapa de la crisis en
Europa, que apunta ciertos indicios optimistas pero que en general da una de
cal y otra de arena, sin atisbo de mejoría en la banca ni en el paro. Y con un
hilo musical en los pasillos de Bruselas, Fráncfort y Berlín que hace pensar en
pocos cambios, a la espera del nuevo Gobierno en Alemania y con las
instituciones de la Unión prácticamente haciendo las maletas por las elecciones
europeas de primavera. “En política económica sigue mandando ese modelo alemán
de lo fiscal es lo primero, aunque la periferia da muestras de que se está
ajustando (a un coste social muy elevado). Y la austeridad sigue ahí; en
general progresa muy poco a poco ese cambio de énfasis que se basa en ajustar
los recortes al ciclo, con más tiempo para cumplir los objetivos fiscales en
los países que hacen reformas”, cerró Mujatba Rahman, director del think tank
Eurasia.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/02/actualidad/1380740217_037184.html
Publicado por Arnolds
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