Frédéric Bastiat fue un economista francés del siglo XIX. Era un gran defensor del libre comercio y decidió escribir una sátira llamada Petición de los fabricantes de velas en la que decía representar los intereses de los fabricantes de cirios, velas, linternas, farolas y en general todo lo relacionado con la iluminación. Esta industria, decía, estaba sufriendo la ruinosa competencia de un rival que estaba inundando de luz el mercado nacional a un precio increíblemente bajo. Este competidor no era otro que el sol y rogaba al Gobierno que promulgara una ley prohibiendo a todos los ciudadanos que dejaran entrar en sus casa la luz solar.
Este verano, el gobierno español decidía gravar con un peaje la producción casera de electricidad. Es decir, que si una persona en su casa genera su propia electricidad con paneles solares, tiene que pagar al Estado. Haciendo un paralelismo, sería como si la persona que tiene un huerto en su casa tuviese que pagar al Estado para poder comer los tomates que él mismo ha plantado. Con esto no se busca realmente otra cosa más que penalizar a todos aquellos que intentan disminuir, en lo medida de lo posible, su relación con las eléctricas españolas.
¿Qué tiene que ver esto con la actualidad? Pues simplemente que este fin de semana se conocía que el Gobierno retira 3.600 millones que iba a aportar a la reforma eléctrica y, por tanto, ese dinero pasará al acumulado del déficit de tarifa. Así que para obtener electricidad tienes dos opciones: permanecer en un sistema absurdo e ineficiente o bien pagar por la propio electricidad que tú mismo generas. Las eléctricas y el Estado siempre ganan y el ciudadano siempre pierde.
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