martes, 28 de enero de 2014

Lo que nos queda

Lo que nos queda

Empezaba este blog preguntándome sobre el sabor de boca que me dejaría la particular experiencia que el profesor nos planteó como método de clase al comienzo del curso. Cuatro meses después, ya puedo responderme. Acabar el último año de carrera es complicado. Que haya más trabajo, o que este sea más complejo, son cuestiones accesorias, de segundo plano, si me pongo a pensar en la carrera de verdad, la que comienza tras el casi lustro universitario. Cuando llegue el día de la graduación, descansando en cualquier rosado asiento del metro que me lleve a mi casa después de haber pasado la noche celebrándolo con mis compañeros, mientras la curda mengua, mientras el sol da la cara, tomaré conciencia del delicado futuro que me espera tras el día de resaca. Y es en ese momento, tal vez yo solo en el vagón; tal vez escuchando algún blues sureño, cuando me decida a pensar en lo que han significado estos cuatro años. A la conlcusión que llegue me es incierta incluso a mí. Tendré que esperar a ese preciso momento para conocerla. Pero sé muy bien qué ciertas cosas colmarán mi bagaje.

Lo vivido estos años me ha hecho dar un giro de 180 grados que no necesita materializarse en un puesto de trabajo para poder disfrutarse. Esto escapa de la incertidumbre y la inquietud. Es inalcanzable por cualquier agobio. Es inmortal. Pero si concreto un poco, podría destacar determinados compañeros, profesores, asignaturas, anécdotas, actividades... Es aquí donde hablaría de esta asignatura. Y hablaría de esta asignatura por la manera en la que se ha dado. Mezclar literatura, música, economía, informalidad y libertad plena ha sido único. Y algo que es único, en tanto que no se conocen otros ejemplos, puede ser realmente inspirador. Salirse de lo pautado, de la rigidez de lo convencional, y ceder a los alumnos plena potestad para construir la materia, es levantar puentes a niveles de autonomía que yo nunca había vivido. De la misma manera que empezar una clase con ejercicios de estiramiento puede resultar divertido, empezar una clase con literatura puede ser subversivo. Y en esta asignatura se han citado a maestros desconocidos, conocidos y reconocidos; clásicos y modernos; muertos y vivos. Citar es compartir y descubrir, y esta son ideas muy presentes en la asignatura. Por esto ha sido importante la división en grupos. La esencia del grupo es compartir esfuerzos, frustaciones y alegrias; y descubir en común. Dijo el profesor, como alegato final a toda una carrera de enseñanza, que el grupo es el futuro. Ojalá sea así. Por lo menos, nosotros ahora tenemos la certeza de que debería ser así.

Mientras escribo esto, me paso la lengua entre los dientes y los labios y me doy cuenta de que el sabor es dulce. Muy dulce.

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