lunes, 30 de diciembre de 2013

Portugal 2014

Noticia 8: Los desafíos de la economía portuguesa para el 2014 (23/ 12 / 2013)

Portugal afronta grandes retos para el próximo año, entre ellos el regreso a los mercados. Hay motivos para pensar en la recuperación económica pero los expertos consideran que sin una reformulación del sistema el país puede no salir de la situación en la que se encuentra

El 2013 ha sido un año muy duro para Portugal. Muchas medidas de ajuste, más austeridad, desempleo, emigración y falta de inversión, entre otras, han sido las características dominantes del periodo que acaba. Pero hay algunas señales que permiten ver el futuro con algo de optimismo a las puertas del año en el que se espera el regreso de Portugal a los mercados, en el mes de septiembre. Un poco antes, en junio, acabará el programa de ayuda financiera, momento en el que podría entrar a funcionar un programa cautelar que de momento, aseguran los gobernantes, no está siendo planeado.
El aumento de las exportaciones y una pequeña subida del consumo interno, unido a un ligero descenso del paro, son los motivos que llevan a pensar que puede estar cerca el deseado punto de viraje de la economía. Aunque tampoco hay razones para lanzar las campanas al vuelo, al menos así lo ven los economistas. Es el caso de Francisco Loução, quien recuerda que a pesar de haber salido de la recesión técnica, “con el nivel de recuperación de los últimos dos trimestres Portugal tardaría diez años en volver al nivel de producto absoluto de 2011”. Un crecimiento que además “no es suficiente para la absorción del paro” lo que provoca que un 57% de los jóvenes quieren emigrar. “En 4 años habrá perdido un décimo de su potencial de trabajo si la emigración se mantiene en este ritmo. Será una tragedia”, afirma. Sin olvidar que en los dos últimos años Portugal habrá perdido un 30% de la inversión exterior.

Problema de financiamiento

El profesor y economista João Cantiga Esteves recuerda que en el 2014, una vez acabado el programa de rescate, “vamos a tener necesidades de financiación que tendrán que resolverse”. Es evidente que la dimensión de la deuda pública “es brutal y asustador pero es algo prematuro saber lo que va a ocurrir”. Portugal estará en una posición difícil, aunque “hay señales que pueden crear condiciones más favorables”, matiza.
Cree que los portugueses han realizado un gran esfuerzo para cumplir un programa a tres años cuando “es evidente que tenemos un programa para muchos años”. El regreso a los mercados “no puede tener un día y una hora”, sino que “este regreso es algo dinámico y compuesto por varias piezas. Hay algunos indicadores que pueden traer esperanza”, señala el economista. A la vez que reconoce que “no es sensato pensar que se va a resolver todo. Es inquietante, por ejemplo, el precio del dinero, la tasa de interés en el mercado secundario”.

Programa de rescate

Analizando el efecto del programa de rescate, este economista tiene en cuenta que el punto de partida era penoso, con un déficit del 10% en el 2009 y 2010. “El peso del gasto público era muy elevado, 50% del PIB, y la economía llevaba prácticamente parada hace diez años”. Considera que el sistema económico portugués daba señales de dificultades, “es un modelo agotado” y no se trata de corregir pequeñas cosas sino de “reinventar el modelo económico y social”. No cree que el hecho de haber estado en recesión sea algo pésimo sino que lo importante “es la capacidad de repensar su modelo económica, saber si ante esta crisis estamos a remodelar nuestro modelo económico”. Para ello hace falta la ayuda de partidos, economistas y sociedad y que se produzcan algunos cambios. “Hay ineficiencias y hay espacio para repensar lo que es el Estado. Yo creo que tenemos pocos empresarios, están muy concentrados y los empresarios están muy relacionados con el poder político. Es necesario reequilibrar los sectores de actividad y que a elite empresarial sea mejor”, señala. De lo más negativo de estos últimos años señala “la carga fiscal muy fuerte que se tiene que corregir sobre familias y las empresas “.
Louçã, por su parte, afirma que cuanto más conoce la elite política y empresarial “más escéptico soy de la reforma. Son los mismos beneficiarios”. Cree que es una injusticia y violencia social haber cortado las pensiones y ve necesaria la llegada de inversión e industrialización. “Hay una incapacidad del liderazgo portugués. Vivimos un reajuste social que usamos un biombo para un proyecto de empobrecimiento muy profundo y de una economía de deuda que no veo que Portugal se liberte”, subraya. Para el profesor de Economía de la Universidad de Lisboa, se han cometido muchos errores en Portugal. “Cuando se cortó la inversión la deuda aumentó porque la recesión hace caer el producto”, recuerda Louçã quien se lamenta que no hayan sido los portugueses quienes compraran la deuda del Estado. “Era muy importante si una parte de la deuda estuviese en manos nacionales pero ahora no es posible, la deuda es muy grande”, puntualiza. El exlíder del Bloco de Esquerda (BE) no esconde que es un pesimista al hablar de Europa. “No veo que la UE tenga una configuración que permita responder a los problemas”, explica, aunque confía que existan soluciones nacionales.
Belén Rodrigo, corresponsal en Lisboa, 23/ 12/ 2013
Comentario:
Juzgamos importante subrayar en esta noticia la necesidad, expuesta por los dos economistas consultados, de una reinvención del modelo económico portugués, y establecer un paralelo con España y la Unión Europea en general.
Si las relaciones económicas establecen injusticias entre individuos y naciones, remiten a un problema social mucho más grave. Con eso queremos decir que el modelo vigente hasta 2011, sostenido, como apuntó Esteves, por un déficit de 10% y un gasto público de 50%, generaba tantas ineficiencias como su sucesor, configurado por la ralentización de la economía, paro elevadísimo, recortes de pensiones – y muchas otras cosas que, por desgracia, no son ajenas a los oídos de los españoles -, y que la recuperación sostenible de la economía debe venir de una reinvenciónde dichas relaciones.
Podríamos decir, siguiendo la opinión de Loução, que se mantiene el esquema de privilegios de una clase política (independientemente de su color) basada en el intercambio de favores – que consumen una parte considerable del dinero del Estado – y de carencia de autonomía del sector privado, aunque bajo distintas formas. Antes de la crisis, se caracterizaba por altos niveles de endeudamiento para sostener el gasto público, creación de numerosas empresas estatales y una excesiva liberalización de la actividad financiera, muchas veces deshonesta, a expensas de los ahorros de los particulares. Después, el endeudamiento se convirtió en dependencia del rescate europeo y los fondos necesarios para el estímulo del consumo interno, concedidos por las entidades de crédito, se dirigen a la compra de deuda pública, especialmente en los últimos meses, aprovechando la caída de las primas de riesgo, y gracias a las muestras de seguridad concedidas por el BCE.
El problema social con el que nos encontramos es la falta de un liderazgo, como apunta Loução, capaz de equilibrar un nivel digno de bienestar social, y los intereses nacionales, europeos, y del sector privado. Hace falta un modelo capaz de destinar fondos para la inversión privada al mismo tiempo en que garantiza a la sociedad sus derechos más básicos al trabajo, seguridad etc. Hace falta un modelo capaz de establecer relaciones de fraternidad con la Unión Europea sin por eso suprimir a la soberanía nacional.
Todo eso puede aplicarse igualmente a España, y debe partir, repetimos de un liderazgo político fuerte y coherente, capaz de ordenarse internamente y de afirmarse frente a una Europa enteramente afectada por la crisis, pero en la que, mientras se pueda, se seguirá retroalimentando a las economías más débiles para mantener la aparente salud de las demás.

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