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En la mitad de los años ’60 en Indonesia, se produjo un golpe militar para derrocar al, en su momento presidente del país, Sukarno, máximo líder de un gobierno que era apoyado por el Partido Comunista Indonesio. Las fuerzas golpistas, apoyadas por gobiernos occidentales, iniciaron así el exterminio de 1 millón de comunistas -muchos de ellos simplemente supuestos- entre los años ’65 y ’66. Uno de los participantes de esta masacre fue Anwar Congo, jefe de un grupo paramilitar y autor de aproximadamente 1.000 de estos asesinatos.
Anwar Congo, protagonista de este documental, intenta montar una película en la que recrea sus actos pasados. Está orgulloso de lo que hizo, tranquilo de haber hecho lo que era y es lo correcto para él, incluso contando pequeños detalles sobre su método de matar que hacía las muertes más rápidas y eficientes intentando despertar la admiración del espectador. Porque Anwar Congo no es un hombre repudiado en el presente, todo lo contrario, es venerado en Indonesia por lo que hizo, no solo por su gente más cercana, sino también por miembros del Gobierno, como el actual vicepresidente que aparece en el documental siendo partícipe de un evento del grupo paramilitar que formó Congo.
Gangsters, como así se llaman a sí mismos estos paramilitares, viene según ellos de la palabra free man -hombre libre- y hombres libres es lo que necesita el Estado dice el vicepresidente, porque en caso contrario, en caso de estar integrados en el Estado, sería un país lleno de burócratas; inmóvil y sin iniciativa.
Escenifican sus torturas, sus matanzas, repitiendo las tomas en caso de que los actores -los propios paramilitares y vecinos de la zona- no sepan transmitir el sufrimiento de las víctimas, todo ello con una frialdad absoluta. Se ven así mismos en sus grabaciones y valoran su actuación. Imitando a sus ídolos, personajes de películas como El Padrino, aportando un toque de bizarrismo, recordando el pasado con cierta nostalgia, intentando que posteriormente su película refleje el heroísmo y la brillantez con la que se cometió. Porque son los vencedores los que escriben la historia.
Queda patente lo reflejado por Arendt sobre Eichmann: hombres totalmente normales que realizan atrocidades. Anwar Congo es muy cariñoso con sus nietos, cuida bien a sus animales, bromista con sus amigos. De la misma forma que otro de los integrantes del grupo paramilitar, al cual se ve tranquilamente paseando por un centro comercial con su familia, realizando sus compras diarias, como uno más, aun habiendo creado tanto terror en las últimas décadas.