Hace un par de semana asistimos a un acto en la facultad en el que se promocionaba un documental titulado "Y sin embargo se mueve!" (www.ysinembargosemueve.com), que tratará de ofrecer al espectador las alternativas sociales, políticas y económicas que existen y han existido en España. El documental, o por lo menos lo que expusieron sus realizadores es que existe la máxima "hay alternativas", algo en lo que muchas personas se han resignado por completo y no ven un futuro mejor. Estas alternativas que muestra el pequeño vídeo de promoción muestra como existen alternativas a día de hoy: desde sindicatos de clase, cooperativas de agricultores y/o trabajadores más especializados (el ejemplo clásico de Marinaleda, el propio periódico de La Marea, o una misma cafetería universitaria llevada por estudiantes de esa facultad, en Chile por ejemplo), bancas nacionalizadas, leyes electorales más representativas...
Podemos afirmar que la situación actual es un punto de inflexión, que muestra las caras más dulces y amargas de una sociedad que no se sabe si ha madurado bien su fruta, una sociedad que a pesar de tener grandes expectativas, posee una vaga participación y concienciación de qué hacer en su día a día para lograr sus metas. Los mejores actos que se han podido ver en el período democrático los hemos podido observar en estos cuatro años de manos de personas que poco tienen que dar más que su generosidad, pero también los más crueles actos (desde la legalidad, desde el poder.) se han cometido en este período de crisis económica, social, y sistemática que deja entrever la putrefacción de las supuestas bases del Estado del Bienestar, unos actos tan atroces como abandonar familias al amparo de la calle, actos que gracias a ciertos grupos y movimientos surgidos en el seno de esta crisis han logrado inyectar alguna esperanza en una sociedad adormecida que no ve el momento de despertar. Y con despertar no me refiero a levantar el puño hacia una revolución de una noche de invierno que no se tenga por los tobillos, que se desplome antes de lograrse esta revolución social, me refiero al despertar de una conciencia de comunidad, una conciencia humana que nos ayude a entender que día a día debemos invertir las lógicas que estructuran la información, la educación y el poder. La lógica imperante en la conciencia de la sociedad española no es ni de lejos la que nos puede ayudar a hacer una sociedad algo mejor, y quién sabe si algún día, una sociedad sin desigualdades.
En este país dónde las tasas de asociacionismo y participación en la política (participación en todos los ámbitos, formal e informal, a nivel estatal, regional o local, asociaciones económicas, de ayuda humanitaria, de interés privado...) son de las más bajas de Europa, donde no existe una "libertad informativa" y una "pluralidad real de medios de comunicación", dónde, hasta hace unos días, para los españoles el sistema educativo representaba un ring de batalla entre dos Partidos en vez de una riqueza que mimar desde y para la sociedad, donde, por desgracia, no somos sociedad, sociedad en cuanto a grupo crítico discursivo y participativo en la política del país. Aún existiendo todos estos rasgos poco esperanzadores podemos ver como a día de hoy y durante años han existido personas que han sabido mostrar cómo es posible otra forma de vida, sistemas más justos y con mayor distribución de bienes, lugares donde la igualdad de las oportunidades intenta ser condición inalienable e inherente al ser humano. Aún con la pasividad y la falta todavía de concienciación de muchos de nosotros, que restringimos la acción política, restringimos la revolución a contextos acotados en tiempo y espacio, existen personas que además de estos medios como las manifestaciones, piquetes, escraches, etc, ven que en el día a día es cuando se manifiesta la voluntad real de cambio. Es en su trabajo, en su huerto ecológico, en su asociación anti desahucios, en su banco de alimentos, etcétera etcétera donde vemos esperanza y alternativas en esta sociedad.
http://www.youtube.com/watch?v=Jvmb7uEUIYI
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