sábado, 2 de noviembre de 2013

Y no pasa nada ....

Y no pasa nada

Desde el informe de los expertos informáticos de la Policía Nacional donde  se confirmó el formateo nocturno de uno de los ordenadores de Bárcenas por parte del PP, hasta la petición de la Fiscalía de Madrid de sobreseimiento de la investigación sobre la destrucción de los discos duros, por considerar que los hechos no son constitutivos de ningún delito, parece no haber sucedido gran cosa en el proceso por el que algunos temían el desmoronamiento de la organización.
Dirigir nunca ha sido fácil. Situarse en el punto de mira de toda una sociedad se antoja complicado, más aún si cabe en los tiempos que corren, dado el chaparrón que está cayendo. Si decía el refrán “al mal tiempo buena cara”, podríamos añadir que la lluvia es más llevadera cuando se dispone de un buen paraguas.
Teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas en las que podemos pensar son finitas, los paraguas también lo son. Restringidos a una élite, casta o grupo de privilegiados, aparecen “ciertas redes” en el circo al que estamos asisitiendo. Un circo que, por otro lado, no divierte a tantos. Para la mayoría de ciudadanos de a pie, resulta tremendamente arduo obtener un resultado positivo de la ecuación a la que nos enfrentamos cada día. Pagos incesantes como son las tasas por la recogida de basuras, por satisfacer las necesidades fisiológicas en unos baños públicos como los de la estación de Atocha, o afrontar el copago de medicamentos, hacen aumentar el malestar entre el pueblo llano.
¿Piedras en el camino? ¿Mala suerte? Desde luego que NO. El sistema sociopolítico en el que nos encontramos, nos quiere hacer creer que si nos esforzamos seremos felices, si ponemos todo nuestro empeño lo conseguiremos. Pero a las iluminadas mentes capitalistas se les olvida que aún quedan personas que no tienen su mirada clavada en el signo del dólar. ¿Qué hay de los valores humanos como el respeto o la solidaridad? Está claro que la ambición sin límites de los poderosos únicamente tiene espacio de pensamiento y acción para la explotación, “el quiero más” y el resto no me importa, porque no me cuestionan o si lo hacen no gozan de los recursos suficientes para apartarme de mi silla caliente.
La terrible cifra de profesionales de diversos sectores que engordan las listas de paro, demuestran que la meritocracia puede resultar un cuento chino que se nos ha repetido desde que nuestra memoria nos permite recordar.
Aquellos que siempre apostaremos por la educación, tenemos ante nosotros un duro escollo que superar al intentar justificar la formación técnica y por supuesto ética. Una ética dificilmente reconocible en partidos políticos como el que nos gobierna actualmente. Su razonamiento “la culpa es de los que estaban antes”. La historia se repite una y otra vez, mientras la pescadilla que se muerde la cola sigue arruinando a millones de familias que intentan no caerse del trapecio diario, al no disponer de red que les proteja.
Sin embargo, determinados “tocados por los dioses” (de una religión inventada para la destrucción), pueden “equivocarse” una y otra vez, evadiendo responsabilidades, debido a que el sistema les ampara. “¿Nos habéis pillado con los documentos que demuestran la financiación ilegal de nuestra organización? Pues lo borramos y aquí paz y después gloria”.
Lamentablemente las equivocaciones del resto de mortales cuestan más caras, ya que no podemos mirar en otra dirección y hacer como si no pasase nada.

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