sábado, 9 de noviembre de 2013

Amemos

Amemos.

Yo mismo escribí ésto, ya sabéis que en otoño todo es más sentido. Desde las hojas de los árboles, porque escasean, hasta el clima que varía a su antojo.

Y despertar.
Mirar hacia el lado de la cama y oír a otra persona respirar.
Simultanear mi respiración a la suya y sentir la más absoluta calma.
Girar mi cabeza sobre tu pecho y sentir tus latidos; incesantes, marcados, con ritmo.
La mejor melodía que podía sonar en mis oídos.
Y despertar.
Saltar de la cama, buscar la ropa y quitarme el pijama.
Que efímera la ropa que guarda la esencia del alma porque ¿qué es la persona sino un desnudo?
Conjunto de partículas que crean un rostro, un cuerpo, un deseo.
Caminar de puntillas, lavarme la cara y volver a mirar...
Ahí estás, al lado de la cama.


Nietzsche hablaba así de temas como el amor:

"Así hablaba Zaratustra" -Nietzsche-

Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen, sino vuestro fin.
Es preciso saberse amar a sí mismo, con amor sano y saludable, para saber soportarse a sí mismo y no vagabundear.
En el fondo no amamos más que a nuestros hijos y a nuestras obras; y el amarse mucho a sí mismo es un signo de fecundidad.
No debéis tener más enemigos que aquellos que sean dignos de odio, pero no tengáis enemigos dignos del menosprecio: debéis estar orgullosos de vuestros enemigos.
Hubo un tiempo en que el espíritu fue Dios; luego se hizo hombre y, por último, plebe.
El hombre es algo que debe ser superado; el hombre es un puente y no un fin.
Los hombres "no" son iguales: así lo dice la justicia; y ellos no pueden querer lo que yo quiero.
Cualquier que sea el mal que puedan hacer los malos, el mal que hacen los buenos es el más nocivo de todos los males.
Te castigan por tus virtudes. Sólo perdonan sinceramente tus errores.
El que busca conocimiento pasa por entre los hombres como por entre animales.
¡Oh soledad! ¡Soledad, patria mía!
¿Tenéis valor? No el valor ante los testigos, sino el valor de los solitarios, el valor de las águilas que no tienen ningún dios espectador.
Voluptuosidad: sólo para los marchitos es un dulce veneno; mas para los que tienen voluntad de león, es el mayor reconstituyente y el rey de los vinos conservado con veneración.

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