Hace un mes, más de 350 inmigrantes fallecían ante las costas de la isla italiana de Lampedusa. En ese momento se iniciaba de nuevo la farsa político-teatral. Todos los actores volvían a interpretar sus papeles tan bien aprendidos. Los políticos italianos -que permiten una ley que castiga a los pescadores que ayudan a los inmigrantes- se lamentaban del hecho, declaraban un día de luto nacional y le daban la nacionalidad italiana a los fallecidos -al mismo tiempo que eran expulsados los supervivientes-; Durao Barroso llegaba a Lampedusa y realizaba unas declaraciones muy conmovedoras intentando demostrar lo mucho que le afectaba lo sucedido; aquí en España, sus homólogos no iban a ser menos e imitaban el procedimiento señalando a otros dejando claro que la respuesta es ajena a ellos;  y Mariano Rajoy también quería ser partícipe y unas semanas más tarde llevaba un paquete de medidas a Bruselas para evitar un nuevo caso.
Ayer, los medios de comunicación publicaban que el Gobierno español ha comenzado a instalar en Melilla alambres con cuchillas. La contradicción entre palabras y hechos volvía a ser evidente y cuando Rajoy hablaba de dar una respuesta eficaz en realidad se refería a esto. La tragedia, incluso, era utilizada para decirle a los catalanes que la solución es más integración y menos fronteras. La traducción exacta es que no ha de haber ninguna frontera entre España y Cataluña que han de pertenecer al mismo Estado, ninguna frontera entre Europa y África para que el capital se pueda mover libremente entre ambos continentes y se puedan extraer las materias primas de allí y alambres con cuchillas para las personas que quieran tener una vida mejor -tampoco era tan difícil pensar que cuando el Gobierno sentía las muertes de hace un mes era pura retórica teniendo en cuenta la negación de la sanidad a los sin papeles por el mismo ejecutivo-.
Todo esto en un momento en el que miles de españoles abandonan España y emigran a otros lugares del mundo -legalmente, porque para la emigración también hay clases- por los mismos motivos. Realmente aquí es donde se encuentra el único punto de coherencia entre discursos y hechos, ya que la secretaria de Inmigración dijo hace un año “que los jóvenes emigraban por impulso aventurero“, y teniendo en cuenta el amor por los videojuegos de los miembros del Gobierno como Fátima Báñez o de otros miembros del partido, son conscientes de que en todo videojuego y en toda aventura no es posible que las pantallas intermedias del mismo tengan una gran dificultad como recorrer kilómetros y kilómetros sin hidratación y en la pantalla final no te encuentres al menos algo así.
En el futuro se volverá a repetir el espectáculo teatral y todos volverán a echar mano de sus discursos falsos y vacíos y lamentarán lo que ellos mismos han participado en promover.

chumych