sábado, 9 de noviembre de 2013

Comedor de la Esperanza

Comedor de la Esperanza


“El barrio de El Pozo se moviliza a diario para repartir comida a más de 150 vecinos necesitados”
Nos encontramos en un momento de absoluta precariedad y crisis. Cada día hay más gente que no tiene nada que llevarse a la boca. Tan solo tenemos que abrir cualquier periódico o encender la televisión para ver que hay gente que ya empieza a rozar el umbral de la pobreza e incluso que está por debajo de él.  Parece algo inconcebible que esto suceda en un país del famoso y tristemente llamado primer mundo pero está ocurriendo.
En estos momentos tan complejos vemos situaciones de desigualdad absoluta pero también situaciones de gran solidaridad. Manu Brabo, Premio Pulitzer 2013 por su cobertura grafica de la guerra de Siria en Alepoo, dijo en una entrevista que le hicieron en una radio de Gijón que “en la guerra se ven a los mayores hijos de puta pero también a las mejores personas del planeta”. Es una frase que me llamo la atención al ser totalmente cierto que en cualquier conflicto una persona puede ver las mayores atrocidades del planeta, gente sin moral ni sentimientos que se convierten en absolutos animales que su única diversión es matar o violar a la población civil pero por suerte hay otras personas que hacen que no perdamos la esperanza cuando muchos arriesgan sus vidas en situaciones realmente complicadas como las que se viven a diario en estas guerras para intentar ayudar a sus vecinos e incluso a los mismos militares que de haberse cruzado en otro momento con ellos habrían sido quienes les habrían pegado un tiro sin pensarlo ni un solo segundo. Sé que esta situación no es comparable con las que se viven en muchos barrios de Madrid y otras ciudades de este país pero el comedor  que han creado los vecinos de El Pozo del Tío Raimundo en Vallecas es un ejemplo de cooperación, organización y solidaridad entre vecinos en momentos de crisis. En el Comedor de la Esperanza la gente de El Pozo se organiza haciendo turnos de cocina y reparto por las casas para que todas aquellas personas que no tiene los recursos suficientes para comer todos los días lo hagan. Esto es un ejemplo claro de solidaridad que no siempre prima en la sociedad competitiva y desigual que vivimos. Muchos piensan que estas situaciones en las que un porcentaje elevado de personas no disponen del dinero suficiente para comprar un kilo de arroz no están ocurriendo en nuestro país, pero si, es una realidad que tenemos que afrontar. El jueves pasado cambiando de canal vi a un representante de la Marea Verde de educación que era profesor de niños entre seis y doce años que decía que en varios ocasiones algún que otro niño se había desmallado en sus clases porque llevaba más de un día sin comer porque en su casa no tenían dinero suficiente para llevarse algo a la boca todos los días. Es algo que pone los pelos de punta y tiene que servir para darnos cuenta del momento tan complejo que nos encontramos y de que debemos buscar soluciones y no quedarnos cruzados de brazos.

1 comentario:

  1. Desde Abril de 2003 hasta Noviembre de 2013, tuve la enorme suerte de trabajar en el barrio descrito en esta entrada. La humanidad que se respira en cada pequeño espacio de esta gran comunidad, pone los pelos de punta. La calle Reguera de Tomateros s/n, fue mi destino laboral. Un polideportivo público, donde diariamente se creaba un ambiente familiar, cercano, de compromiso y solidaridad. Cada alumno o alumna, despertaba la necesidad de luchar por un mundo mejor, donde no importase tu condición individual, sino el apoyo colectivo. Sin duda, una de las mejores experiencias de mi vida en lo profesional y en lo personal

    ResponderEliminar