Reflexión diaria (03/10/2013)
Durante la primera sesión de clase, se constituyeron diversos grupos donde se intercambiaron experiencias positivas y negativas en torno a la experiencia educativa. Además, se pidió a los grupos que formulasen algunas ideas que, a su juicio, supusiesen una mejora en el ámbito educativo.
A raíz del amplísimo consenso contrastado, las conclusiones no entrañan dificultad en su recopilación; todas las intervenciones mostraron un significativo descontento con el exceso de competitividad y memorización en el ámbito educativo pasado (bien sea en educación primaria, secundaria o universitaria).
Por contraposición, las opiniones orientadas a mejorar la experiencia educativa se centraron en primar la cooperación sobre la competitividad, las enseñanzas prácticas y útiles sobre la exclusividad de meros fundamentos teóricos, ahondar en una relación bilateral entre docencia y alumnado frente al tradicional unilateralismo de los primeros sobre los segundos (siempre respetando un marco que permita cumplir con el objetivo básico fundamental: aprender nuevos conocimientos).
Por consiguiente, en una valoración personal de esta primera experiencia primaría el sorprendente consenso unánime en torno a las circunstancias percibidas como problemáticas en el ámbito educativo y las alternativas a las mismas. Esta no es una cuestión baladí; pues resulta cuanto menos llamativo que diversas personas, con distintas ideas, posicionamientos ideológicos, procedencia, sexo, edad, etc. No hayamos tenido dificultades a la hora de expresar una opinión común en este parecer, y lo que es más sorprendente: exista una gran convergencia en la orientación que debe seguir el ámbito educativo si pretende ser eficaz en su misión didáctica.
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