martes, 3 de diciembre de 2013

Ensayo sobre la ceguera

Ensayo sobre la ceguera.

José Saramago es uno de esos escritores imprescindibles. Conocido activista social y Premio Nobel de literatura en 1998, no se consagró como escritor hasta los 58 años. Es entonces cuando comenzó a publicar obras sin descanso, alcanzando un total de 40 escritos entre poesía, teatro, ensayo y novela. 

Tal vez una de sus mejores obras  sea la que voy a comentar en esta entrada: Ensayo sobre la ceguera. Saramago publicó esta novela en 1995 y el mismo la definió como "una novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada". El estilo peculiar del autor queda plasmado en esta obra; escrita sin signos de exclamación y puntuación, omitiendo los nombres de los personajes y sin recalcar guiones de diálogos como estamos acostumbrados normalmente. Pese a ello, este estilo tan depurado y único hace que te sumerjas aún más en la novela y resulte un placer leer a Saramago. 



Un hombre queda ciego repentinamente. Esta no es una ceguera usual, sino que es una ceguera en la que todo se ve blanco, "como un mar de leche". Sin saber que desencadenará una epidemia de ceguera mundial, el hombre atrae la atención de otros esperando ayuda. La enfermedad se propaga y en este ambiente hostil comienza a sacar a flote los más bajos instintos de los seres humanos. En la historia seguiremos las “aventuras” de un personaje muy especial, pues es aparentemente inmune a la ceguera que se ha desatado en la ciudad. La esposa del médico que atendió al primer ciego decide “hacerse la enferma” con tal de seguir a su marido al campo de concentración (manicomio) en el cual el gobierno, bajo el pretexto de “seguridad nacional” ha encerrado a los enfermos. Es aquí donde la historia se desata. Tratados como verdaderos animales, los ciegos intentarán sobrevivir a este ambiente hostil que los deshumaniza lentamente. 

Mediante esta historia, Saramago lanza una brutal crítica al sistema capitalista y su individualismo como principio básico. La mujer, en un primer momento privilegiada porque puede ver, es la encargada de narrar la historia y guiar a los enfermos. Es entonces cuando percibe que el individualismo no les permitirá sobrevivir y por lo tanto pasan por la necesidad de organizarse. La organización colectiva es el único método de supervivencia (es aquí donde realiza su mayor crítica al sistema capitalista y a su pensamiento individualista). A lo largo de la novela, la mujer verá como surgen y se desarrollan relaciones de poder y como las personas se deshumanizan hasta tal punto que desearía quedarse ciega para no ver tanta miseria.


Finalmente el lector sentirá que la ceguera no es más que “ceguera que simboliza ceguera”, el libro nos dice que las miserias de la humanidad son invisibles para la propia humanidad. Sólo son visibles por personas que poseen una concepción más universal, más panorámica y reflexiva, alejada de cualquier tipo de pensamiento alienante, como la de la mujer del médico. El último párrafo del libro encierra el sentido de la obra, una obra magnífica que recomiendo a todos y todas leer. 

"Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que viendo, no ven"

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