viernes, 15 de noviembre de 2013

Comunicación e influencia

Noticias antiguas pero de debate interesante


Una cuestión que me llama especialmente la atención es el concepto de la comunicación y la relación que tiene con la escucha y la influencia. A lo que me refiero específicamente en este caso es a la expresión que se pronuncia con orgullo de “yo no me dejo influenciar” o la advertencia que hacen  padres, tutores, profesores y otras autoridades de “no has de dejarte influenciar”.
En relación a esto, hace meses saltó al debate público las acciones de escrache de la PAH. Estas acciones consistían en ir a las viviendas de diferentes diputados y responsables relacionados con el tema de los desahucios y señalarles públicamente. Esta práctica es propia de los movimientos en contra de la dictadura en Argentina en los años noventa. Estas levantaron gran revuelo en los medios de comunicación tradicionales, especialmente en los debates televisivos de entretenimiento, así como en las redes sociales electrónicas. Mientras que en los primeros fue curiosa la postura de la mayoría de invitados, totalmente en contra y repitiendo el discurso de los políticos, en las redes sociales estas acciones despertaron gran simpatía entre los usuarios.
La posición respecto a los escraches de los periodistas y contertulios o “todólogos”, pero sobre todo la de los políticos, fue muy negativa, además desde casi todos los grupos parlamentarios, incluyendo a Cayo Lara. La cuestión en la que coincidían era a la que me refería al principio del texto, es decir, al no dejarse influenciar. Veían como un problema terrible que la ciudadanía pueda influir de alguna forma en las decisiones que puedan tomar los diferentes diputados, olvidando por completo que en realidad carecen de esa independencia que reivindican, ya que se deben a los que le han votado. También como se señaló en el periódico online Público “El País publicaba una encuesta el pasado domingo de la que se extraía que el 89% de los encuestados estaba a favor de la campaña de escraches, de los cuales, el 87% eran votantes del PP. Sin embargo, un 67% desconocía esta campaña. A partir del escrache a Pons, este porcentaje se verá reducido. Sin embargo, según indica la PAH en su web, “el consenso para reformar la ley hipotecaria ha alcanzado cuotas del 90% entre la población según las encuestas”.”
A este respecto me parece muy interesante este concepto de “no dejarse influenciar”, ya que a pesar de que estamos en un panorama político en el que nadie dice realmente lo que es, todos se esconden bajo el lema de la “representación de ideas” y evitan a toda cosa las etiquetas. Con esto me refiero a que liberales y conservadores, evitan llamarse de esta manera, aunque sus propuestas sean estas y sean inamovibles.
Creo que a partir de aquí se abren algunas cuestiones interesantes de abordar en relación a esto. La primera es como la sociedad se ve obligada a dar respuesta por cauces informales y no institucionales ante la imposibilidad de usar unos trámites legales que le permitan dar respuesta a los diferentes problemas políticos. Esto es que España se presenta, incluso en el contexto de los sistemas liberales representativos europeos, como uno de los menos participativos. Es decir, se carece tanto de vías formales para que los miembros de las diferentes comunidades tomen decisiones directas (no a través de representantes), como para que estos representantes ya mencionados conozcan las impresiones, posturas y posiciones respecto a temas concretos de la ciudadanía de una forma directa, es decir, que no sean supuestas a través del voto.

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