viernes, 15 de noviembre de 2013

Un "adelantado" de su tiempo: Wert

Y otra "Wert"

                A principios de la semana pasada, salió en los medios de comunicación, la nueva propuesta de nuestro ministro de educación, José Ignacio Wert. Un hombre, según parece, adelantado a su tiempo, de visión extravagante, culto, carismático, pragmático y, lo más importante, humilde. Tan humilde, tan humilde, que ni siquiera él pudo evitar decir de sí mismo: “Soy un portento de humildad”, de lo mucho que transpiraba de llevarla tanto tiempo encima. ¡Dan ganas de pedirle que se desprenda un poco de ella, porque da calor al verle, incluso ahora que ya hace frio! Y encima que le toca llevar esa pesada carga sobre sus hombros, es el menos querido de todas las divinidades políticas que preservan hoy por hoy nuestro bienestar a capa y espada. ¡Qué injusto es todo, de verdad! Parece mentira que un hombre con esa altura moral, sea el más despreciado. Tanto es así que ya ni le dan la mano. De aquí a un tiempo no debe extrañarnos que saquen el libro: “Monsieur Wert”, una versión moderna de “Madame Bovary, pero cuya esencia perdurará y seguramente trascenderá en este nuevo personaje romántico e incomprendido.


Incomprendido por la comunidad estudiantil: por los padres, los profesores, los alumnos…. ¿Soy la única persona que se ha dado cuenta de que este hombre ha logrado algo que antes sonaba a utopía, casi más que la de Thomas Moro? Y es que, este hombre, que aparenta ser un simple ministro, es en realidad ese héroe que ha logrado juntar en un mismo bando a profesores y a alumnos ¡A profesores y a alumnos! A “imberbes” contra “plastas”, a “macarras” contra “déspotas”, a “graciosillos de clase” contra “esos que nunca te aprueban”; como juntar a los del Madrid con los del Barça. Pues él, lo ha conseguido: Tiene a todo el mundo unido para luchar por lo que él lleva ya tiempo deshaciendo. Pero cómo buen héroe que es, no puede permitirse tener amigos. Ser odiado por la comunidad es el precio a pagar para llevar a cabo esa tarea tan encomiable. Por la comunidad y por otros héroes como él. Lejos de respaldarse los unos a los otros, Wert lleva ya tiempo quedándose en una esquina, marginado. Ni siquiera dudan en achacarle varias quejas. Envidia es lo que le tienen, seguro. Además, qué importa no llevarse bien con los demás. Lo importante es que el “patrón” este de tu lado. Y vaya si lo está… ¿Es posible que el Sr. Rajoy sea ahora el Sancho Panza de Wert? 

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