ESPIONAJE, SOBERANÍA E IMPERIALISMO
El director de la NSA, James Clapper, declaró que "la inteligencia norteamericana debe seguir espiando para poder defenderse". Además, aseguró que "lo que no hacen es espiar ilegalmente a los estadounidenses". Estas declaraciones evidencian la violación sistemática de la soberanía de diversos países por parte de la potencia imperial. Sabemos que esta violación se efectúa continuamente contra sus enemigos, pero lo grave es que en esta ocasión se está produciendo contra sus aliados. Los EEUU harán lo que sea necesario a terceros países en beneficio de una mayor seguridad, no muestran ningún problema en admitirlo. Invadir, espiar, todo vale si son países terceros; no obstante se mostraron muy civilizados al añadir que bajo ningún concepto lo hacían contra sus propios ciudadanos.
Para agravar el caso del espionaje secreto, Clapper declaró que Francia y España colaboraron con los pinchazos telefónicos. Este hecho confirmaría que no sólo el imperio espía y viola la intimidad e información de otros estados, sino que otros estados espiaron a sus propios ciudadanos para entregarle esa información al imperio. Esto parece más propio de una colonia que de estados en teoría soberanos.
Casualmente los países a los que Estados Unidos agrede, países acusados de rebeldes o incluso terroristas, pueden hacer uso del ejercicio de su soberanía. Y es que (sin introducirnos a debatir acerca del tipo de régimen político) no me imagino a Corea del Norte ni a Irán ni a Siria espiando a sus propios ciudadanos ni reformando su Constitución porque se lo pide otro país para favorecer a especuladores internacionales (como hizo España con Zapatero en el gobierno). Estos estados, tienen el monopolio de la capacidad de decidir sobre su propio futuro, soberanía, y el nuestro por desgracia no la posee. Pero desgraciadamente a veces tienen intereses opuestos a los del imperio, y otras veces tienen recursos naturales que producen mucho dinero, y es en este momento cuando el Tío Sam entra en acción violando la soberanía de otros estados y masacrando tanto militares como civiles inocentes. Pero pensamos con marcos de pensamiento, y nos han enseñado desde pequeños que somos el ombligo del mundo y que hay tragedias de primer nivel y tragedias secundarias. Y los mismos habitantes del imperio y de países occidentales se permiten el lujo de tildar de terroristas o pedir una intervención armada en algunos países cuando se muestran indiferentes al ser masacrados sus pueblos. Del mismo modo que el mismo país que produce millones de muertos en otros lugares del mundo dedica horas y horas de sus telediarios a recordar a un reducido número de víctimas de accidentes naturales. Así es, por lo visto hay tragedias secundarias y tragedias de primer nivel si éstas son de potencias imperiales o sus aliados. Volviendo a la comparecencia del director de la NSA, este pensamiento queda plasmado al haber justificado el espionaje de franceses y españoles, sacrificando sus derechos por el bien de la seguridad nacional norteamericana. Lo dicho, no todos somos iguales. En este caso se ha justificado el espionaje en favor de la seguridad, pero del mismo modo se podrían haber justificado operaciones militares imperiales o masacres humanitarias.
Esta noticia parece que seguirá dando juego, pues ya no se habla de si se efectuó o no ese espionaje ilegal, sino que es un debate de unas agencias culpando a otras por ver quién ha violado más los derechos de los ciudadanos.
Para agravar el caso del espionaje secreto, Clapper declaró que Francia y España colaboraron con los pinchazos telefónicos. Este hecho confirmaría que no sólo el imperio espía y viola la intimidad e información de otros estados, sino que otros estados espiaron a sus propios ciudadanos para entregarle esa información al imperio. Esto parece más propio de una colonia que de estados en teoría soberanos.
Casualmente los países a los que Estados Unidos agrede, países acusados de rebeldes o incluso terroristas, pueden hacer uso del ejercicio de su soberanía. Y es que (sin introducirnos a debatir acerca del tipo de régimen político) no me imagino a Corea del Norte ni a Irán ni a Siria espiando a sus propios ciudadanos ni reformando su Constitución porque se lo pide otro país para favorecer a especuladores internacionales (como hizo España con Zapatero en el gobierno). Estos estados, tienen el monopolio de la capacidad de decidir sobre su propio futuro, soberanía, y el nuestro por desgracia no la posee. Pero desgraciadamente a veces tienen intereses opuestos a los del imperio, y otras veces tienen recursos naturales que producen mucho dinero, y es en este momento cuando el Tío Sam entra en acción violando la soberanía de otros estados y masacrando tanto militares como civiles inocentes. Pero pensamos con marcos de pensamiento, y nos han enseñado desde pequeños que somos el ombligo del mundo y que hay tragedias de primer nivel y tragedias secundarias. Y los mismos habitantes del imperio y de países occidentales se permiten el lujo de tildar de terroristas o pedir una intervención armada en algunos países cuando se muestran indiferentes al ser masacrados sus pueblos. Del mismo modo que el mismo país que produce millones de muertos en otros lugares del mundo dedica horas y horas de sus telediarios a recordar a un reducido número de víctimas de accidentes naturales. Así es, por lo visto hay tragedias secundarias y tragedias de primer nivel si éstas son de potencias imperiales o sus aliados. Volviendo a la comparecencia del director de la NSA, este pensamiento queda plasmado al haber justificado el espionaje de franceses y españoles, sacrificando sus derechos por el bien de la seguridad nacional norteamericana. Lo dicho, no todos somos iguales. En este caso se ha justificado el espionaje en favor de la seguridad, pero del mismo modo se podrían haber justificado operaciones militares imperiales o masacres humanitarias.
Esta noticia parece que seguirá dando juego, pues ya no se habla de si se efectuó o no ese espionaje ilegal, sino que es un debate de unas agencias culpando a otras por ver quién ha violado más los derechos de los ciudadanos.
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