jueves, 23 de enero de 2014

El valor de las propuestas

El Valor de las Propuestas


Son, quizás, demasiadas las personas que han analizado la rotura del carro de la economía. Pero como dice aquel famoso dicho (¡oriental seguro!) "Siempre te dirán lo que has hecho mal, una vez se haya roto el carro". Efectivamente, el carro se ha roto. En realidad, lleva ya unos años roto. Diría más, lleva más de una década en condiciones de romperse. Y si me apuras, en cuánto a la filosofía económica que perdura desde el siglo X, quizás lleve ya un par de siglos potencialmente roto.

Es indudablemente cierto que la cantidad de analistas que hay ahora, salen de debajo de las piedras, para analizar la economía, para explicar la crisis, para culpar a los políticos, en fín, etc. Se barajan mil y una teorías. En algunos casos, la culpa es de los de "arriba", en los peores, es de los de "abajo". Si la responsabilidad no es de los banqueros, entonces es de los políticos claramente. O quizás de los hijos e hijas de la burguesía acomodada que se acomodaron al sistema. SISTEMA, otra palabreja. ¿Quién conduce el sistema? Yo, yo seguro que no lo sé. No, la culpa es del capitalismo. El Sistema Capitalista, que es más una conspiración que otra cosa, dirán muchos/as. En cualquier caso, la culpa siempre es del vecino. Ya lo era cuando las cosas marchaban bien. Marchar bien, otro mito, ¿o no?

Foto: H. Koppdelaney

En cualquier caso, lo que yo quería resaltar aquí, en esta pequeña reseña de vida, es que pocas personas se animan a realizar atrevidas propuestas. Las pocas que se lanzan son o demasiado utópicas, o positivistas, o sesgadas, o también conspiranoicas, conspiracionistas, conspiracionalistas, o como se diga eso. Yo lo único que quería decir es que son esas pequeñas propuestas, esos lanzados y atrevidos suspiros a futuro, sobre todo (aunque parezca irónico) esas pequeñas respuestas ante la incertidumbre que se hacen en el plano personal, o en el local (grupal), los que marcan la diferencia. Son los pequeños e individuales pasitos hacia adelante, los que pueden elegir dar todo el mundo, porque somos más libres de lo que pensamos, los que marcan la diferencia. Y, aunque no nos lo creamos, marcan la diferencia para el resto, es decir, para todo el mundo.

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