Obama y Francisco; ¿Qué tienen en común? Apenas podría decirse que ambos son del mismo continente. Pero ambos comparten carisma, popularidad, followers y una gran dosis de influencia a gran escala.
A pesar del lógico deterioro del Presidente americano tras 6 años gobernando y no bajo circunstancias fáciles, Obama deslumbró al mundo e ilusionó a millones de simpatizantes indiferentemente de su nacionalidad o ideología. Y a una escala distinta pero siguiendo las mismas bases, el Papa Francisco se erige como un nuevo líder capaz de emocionar y re-valorizar la sociedad.
La sociedad hoy en día, o mejor dicho, las sociedades occidentales de hoy en día se componen de las masas, los medios de comunicación y otros muchos actores como lobbies empresariales o sociales. Éstos requieren de héroes y villanos. Los héroes nos proporcionan emoción y esperanza, mientras que los villanos nos permiten descargar y canalizar nuestro odio. Parte indispensable de ello son los medios de comunicación, quienes engrandecen o empequeñecen al líder y quienes propician la lapidación del villano en las plazas mayores (no ocurre literalmente, pero casi).
Los medios no son los únicos actores que influyen en el surgimiento o desaparición de un líder, están los lobbies empresariales o sociales y un hecho novedoso de nuestros tiempos, están las ‘redes’. Internet proporciona una herramienta a ‘las masas’ para poder tener voz y partido, tan fuerte que es capaz de eclipsar al resto de actores.
Y viceversa, lo mismo ocurre con los villanos. Medios, lobbies y las masas internet mediante seleccionan villanos o presuntos villanos para acarrear sobre ellos las penurias de uno mismo. Asesinos, violadores, corruptos son demonizados con todos los temores de la sociedad y posteriormente juzgados y condenados al margen de las instituciones correspondientes (la justicia y la Ley). Al mas puro estilo inquisitorio, periódicamente hacemos condenas publicas de villanos como si de un espectáculo se tratara. Pero, ¿Por qué la sociedad necesita tener villanos y héroes?
Nuestra imperiosa necesidad de crear héroes y villanos es muestra de nuestras debilidades, de nuestros temores individuales y colectivos, de nuestra falta de compromiso con uno mismo y con el resto de la sociedad.
El nivel de exigencia hacia los ‘héroes’ es desproporcionado, exigimos aquello que ni nosotros mismos cumplimos. E igual modo ocurre con los ‘villanos’, les condenamos no objetivamente por sus ‘pecados’ y es mas, les responsabilizamos de nuestros propios temores, temores que a menudo son los miedos a uno mismo.
En la película Kick-Ass (2010) se ejemplifica de modo cómico la hipocresía del hombre (y de la mujer también). La falta de valores, de moral y de ética, los comportamientos individuales con fines individuales, así como los comportamientos colectivos con fines individuales.
‘Con todos los freaks de superhéroes que existen, ¿como nunca ha habido alguien que intente ser un superhéroe?
La diferencia entre los comics y la realidad, es que en la ficción villanos y héroes combaten, mientras que en la realidad solo existen villanos.
La sociedad crea héroes, por necesidad y por cobardía, ya que nadie se atreve a titulo individual a ser un héroe. La sociedad crea (o mejor dicho, creamos) villanos, para recordar que siempre habrá alguien peor que nosotros, así nos complacemos. Así es nuestro 'sistema'.
Francisco llama a los creyentes a ‘predicar con el ejemplo’. La iglesia, una institución arcaica y anclada en el pasado nos ha aleccionado en los últimos meses. La abdicación de Benedicto XVI denota humildad, la posible aceptación de errores o mas complejo aún, la aceptación de que uno mismo ya no da para mas. Así como las declaraciones de Francisco en la JMJ en relación a la justicia social, la mujer y la homosexualidad. También otro ‘héroe’ victima de la sociedad dijo: ‘no te preguntes que puede hacer tu país por ti, si no que puedes hacer tu, por tu país’ J.F.Kennedy.
Todos ellos son ejemplo de cuando los líderes nos llaman a actuar.
Pero si tras todo este proceso de creación de héroes y lideres por parte de la sociedad, ésta no interioriza los valores que se promueven, la labor de un ‘buen hombre’ de nada servirá si la sociedad, individualmente no practica el ejemplo.
Puede que estemos condenados a nuestros propios temores y nuestras debilidades. Nuestra falta de voluntad y compromiso nos condena a nosotros y al resto de la sociedad. Mientras tanto, yo, como tu, permaneceré en mi sofá, con mi CocaCola, viendo la Liga de futbol.
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