lunes, 18 de noviembre de 2013

Las bicicletas son para el verano

Las bicicletas son para el verano

La pelicula empieza con la escena cuando Luisito y su amigo Pablo hablan de cine y novelas bélicas. La conversación les lleva a jugar a la guerra. Es solo un divertimento inocente de dos niños. Ambos están convencidos de que en España no puede desatarse una guerra. En el verano de 1936 estalla la Guerra Civil.

En la ciudad de Madrid, la familia formada por don Luis, su esposa Dolores y sus hijos comparten la cotidianidad de la guerra con la criada y los vecinos de la finca. Luisito, a pesar de haber sido suspendido una signatura, quiere que su padre le compre una bicicleta. Pero la situación va a obligar a postergar la compra. Y el retraso, como la propia guerra, durará mucho más de lo esperado. Al final de esta historia, cuando por fin termina la guerra y llega la ansiada paz, el padre le dice con amargor a su hijo que no es la paz lo que ha venido, sino la victoria. Y exclama una frase que se nos queda grabada en la cabeza y el corazón: "Sabe Dios cuándo habrá otro verano".
En esta obra podemos ver los conflictos más relevantes que sucedían dentro del país, las distintas ideologías, la mala condición de vida la preocupación y tristeza que vivían las familias en la Guerra Civil y la esperanza de que acabara pronto. El autor quiere reflejar la miseria y la pobreza que tienen que soportar las familias a causa de la guerra. No tan solo la pobreza física, es decir, menos comida, muebles y recursos económicos, sino también la pobreza emocional, ya que a los personajes les afecta mucho anímicamente lo que sucede en este periodo histórico.


Las Bicicletas son para el verano es una recomendable película que nos habla de un verano que nunca tuvo que haber llegado.
El símbolo de la bicicleta en la obra representa la libertad y la alegría, de ser uno mismo. Es como volver a ser un niño inocente que lo único que quiere es jugar y ser feliz sin tener ninguna obligación.

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