miércoles, 20 de noviembre de 2013

Reflexión

Reflexión

Hoy he estado hablando con unos amigos y no se sabe cómo hemos acabado hablando de política (qué raro, pensaréis). Uno de ellos (y luego por lo visto el resto se le han sumado porque sus ideas, no sé muy bien cómo, por lo visto han parecido super coherentes -aunque super erróneas desde mi punto de vista, he de añadir-) apoyaba a cierto partido político (le llamaría partido x en plan genérico pero a alguna mente brillante le debió parecer buen nombre para un partido de verdad, así que me quedaré con "cierto partido"). El caso, hemos llegado a la conversación-bucle recurrente de siempre: que si yo no apoyo a eso a qué mierdas apoyo (me disculparía por el lenguaje pero como quedamos en que este era mi blog y que iba a hacer lo que me diera la gana, pues mira, no). Y yo, como siempre también, he respondido que no tengo la solución a todo y que no sé a qué apoyaría, pero que desde luego eso no me convence.
La conversación se ha quedado ahí porque la verdad es que los argumentos no dan mucho más de sí. Ellos diciendo que el partido mola, yo diciendo que no y nadie convenciendo a nadie. Pero después de conversaciones así siempre me quedo pensativa. Si de verdad un partido como ese no me convence, ¿qué lo hace? ¿Otro partido? ¿Una sociedad utópica sin ningún tipo de poder coercitivo donde todo el mundo es bueno y amable con el prójimo sin que nadie se lo pida? No sé yo. La verdad es que ninguna de las dos opciones me parece viable.
La primera, porque tengo la teoría personal y absolutamente no demostrada con ningún tipo de dato de que el poder corrompe. Este es un tema que siempre me ha interesado pero sobre el que nunca he hecho ninguna reflexión profunda, la verdad (y sinceramente, debería. Qué tipo de politóloga en proceso soy si no. Pues una muy muy mala). Pero las pocas experiencias que he tenido de contacto con algún tipo de poder, ya sea por mi parte o por la de otra persona, es que desde él todo se vuelve relativo y lo que antes estabas segura que no ibas a hacer... pues bueno, visto desde otra perspectiva... si es para justificar un bien mayor... Y así entramos en un cúmulo de concesiones a valores personales que antes eran fijos pero que ahora se han vuelto variables porque yo, como persona excelentísima y con buenísima intención, creo que es más importante llegar a un fin determinado que hacer esas poquitas (que según mi experiencia no se quedan ahí) concesiones. Pues eso, nenes, para mí es que el poder corrompa. Podéis estar de acuerdo conmigo o no, pero como yo he venido aquí a hablar de mi libro os voy a seguir dando la charla. (Quede claro por favor que hablo en plural contando con que algún alumno despistado se unirá en la lectura de esta -según mi opinión- basura al profesor que se tiene que leer este texto lo quiera o no).
En fin, segunda opción. ¿No molaría muchísimo vivir en una sociedad fantástica donde solo hubiera paz y amor y todos nos quisiéramos entre nosotros, cuidáramos la naturaleza y todo el mundo se repartiera el trabajo gustosamente y sin ningún tipo de explotación? Pues claro, sería fabuloso, pero seamos sinceras, esto no es así. No sé si el ser humano es bueno por naturaleza y es la sociedad la que lo corrompe o si es malo por naturaleza y el vivir en sociedad le vuelve más considerado con los otros, o si ninguna de las dos cosas, pero lo que tengo claro (desde una postura bastante pesimista por mi parte, o al menos eso me han comentado mis queridos amigos) es que de una forma u otra, como existe el ser humano y existe la sociedad, habrá algunos que se acerquen más a un extremo y otros al otro, pero siempre va a haber de todo. Y es por eso que en esta sociedad ideal y fabulosa vendría alguien a fastidiarlo todo con su egoísmo y avaricia. Otra cosa que, por cierto, tampoco está para nada demostrada ni cuento con datos ni experiencias ni absolutamente nada, así que como con todo lo anterior, seguramente me lo esté inventando de pies a cabeza.
En resumen, yo sigo sin tener las cosas claras, mis amigos siguen creyendo que soy una pesimista amargada (lo cual tampoco es que me afecte mucho, no os voy a engañar) y mi profesor y el alumno despistado han llegado a la conclusión de que no piensan leerse otra entrada mía en la vida porque son un tostón de mucho cuidado.
Y como me gusta acabar las cosas acorde con cómo han sido, voy a poner una foto de algo que no tenga ningún tipo de sentido ni relación con lo que he escrito porque como valoración final me parece que esto en sí no es que haya tenido ningún tipo de sentido, la verdad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario