martes, 15 de octubre de 2013

Lo que acaba

A uno siempre le gusta pensar que no tiene miedo a afrontar nuevos retos o nuevos proyectos o nuevos métodos. A un nuevo curso siempre le acompañan nuevas experiencias. Es inevitable e incluso deseoso. Sin embargo, este año que ahora principiamos es el último de una dulce etapa de nuestras vidas. En junio del año próximo se le dará carpetazo para afrontar la siguiente etapa; para dar el ineludible siguiente paso, pues de esto se trata: avanzar, nunca retroceder. Pero no corren buenos tiempos. En mi mochila arrastro la más pesada de las piedras. La incertidumbre. En la universidad se te ofrece la posibilidad de saber de todo lo que estés dispuesto a saber, a excepción de tu futuro. Esta carrera se elige primero por vocación, por gusto. Por interés por la política en su lado técnico y en su lado histórico.  Ante la dura decisión de qué hacer al acabar bachillerato, una carrera te ofrece una prórroga de cuatro años en los cuales, depende de tí, tus esquemas más fundamentales pueden cambiar por completo y dar un salto cualitativo como persona. Pero cuando la meta de la carrera está ya en el horizonte de un escenario tan depauperado como el que vivimos en estos momentos, la congoja es inevitable. La prórroga se acaba y el miedo a no saber ni cuál ni cómo será tu siguiente paso te empequeñece. Y cuando el miedo muerde, tiendes a lo fácil, a lo esquemático. Al principio de curso hubiese preferido que las asignaturas hubiesen tenido las estructuras tradicionales. Nada de métodos nuevos. A cuantas más fórmulas y teorías precondebidas, mejor. Sin embargo, después de varias clases en dos asignaturas distintas con métodos experimentales (por lo menos para mí), basadas en la "comunidad de aprendizaje", uno tiene la sensación de que llegan cuatro años tarde, de que  desgraciadamente no se podrán saborear con la pausura necesaria. Pero a pesar de todo te queda la satisfacción de comprobar que no solo el contenido cuenta, sino su forma. Tomar una medicina en polvo diluido con agua será más lento que una tradicional pastilla, pero por lo menos te deja un sabor en la boca. Ojalá que el sabor sea dulce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario